domingo, 18 de octubre de 2015

T.V. PARTY (Resonancia literaria por @cocinacamilo*)


Me senté también ante el televisor. Estoy al final de una etapa en la que prefiero estar quieto y me parece que la televisión le va bien a esta disposición.
Creo, sin embargo, que elegí mal lo que veo. Mi programa es un soap-opera gringo sobre un señor alcohólico que enseña en cada capítulo cincuenta maneras diferentes de fruncir el ceño. Para colmo de males la ansiada recreación pasiva, que es lo que ofrece la pantalla casera, no se ha podido consumar. Una permanente sensación de déjà vu me asalta viendo la serie. Casi todos los actores que aparecen se me hacen familiares pero no puedo precisar donde los he visto.
Me he distraído de las aventuras del borracho de la frente surcada y su interminable lista de amantes por querer rastrear en mi memoria las caras que quizá ya conocía. Me estoy preguntando siempre ¿en qué película o serie vi a éste o a ésta? El doctor Google ayudó dos o tres veces pero otras simplemente me dejó más perdido. No creo estar tan ocupado de la serie como del reto a la memoria.
Pasó algo más inquietante todavía. Empecé a ver rasgos de personas de la vida real en los personajes de la trama y eso es lo que estoy coleccionando ahora. Cuando el protagonista está perplejo  me recuerda a un amigo que es psicólogo. La chica que supera todos los obstáculos en la historia me trae siempre presente una amiga que es ingeniera de minas. La tercera esposa del personaje principal me estuvo dando vueltas por la cabeza varios días hasta que apareció en pantalla escribiendo una carta: uñas rojas, dedos largos, toda la atención sobre el papel. Conozco (conocemos, Lolo) a alguien que encaja en ese molde.
Ayer creí reconocer en un antagonista de la telenovela a un personaje de Mark Twain. Ya no estoy viendo las penurias de Don Draper en Mad Men, estoy acumulando referencias.

lunes, 12 de octubre de 2015

18. Gemelos III

El sábado Andrea me invitó a su casa a tomar cocteles. En la reunión estaba ella con su novio Mauricio, también una pareja muy simpática de sus amigos, Angélica y yo. Mas tarde llegó Jorge con su esposa.
Desde el momento en que Jorge –el hermano de Andrea— llegó no lo pude dejar de mirar. Tiene la cabeza redonda, la nariz pequeña, el pelo negro y es blanco igual que su hermana. En cierto momento de la noche le comenté a Angélica que era muy parecido a Esteban el de Costa Rica, que tenía la misma boca pequeña y que eso me inquietaba. Le conté también que el viernes mientras regresaba a casa del trabajo me puse a pensar en él pero sin ninguna razón en particular. No conversamos más del asunto y procuré no seguir mirando a Jorge.
Esa noche soñé con Esteban.

Ayer puse la televisión y me llamó la atención una película. Era sobre un muchacho chileno que se llama Juan. Al principio de la película el estudiante toma una siesta después de ir a la universidad y cuando despierta se da cuenta de que todos los seres humanos han desaparecido de la tierra. Él es el único sobreviviente y él solo habita Santiago. Terminé de ver la película y me fijé en que el pelo del protagonista es negro, que tiene la cabeza redonda, la piel muy blanca y la boca pequeña igual que el hermano de Andrea y que Esteban. Los tres comparten una expresión suave de eterno descontento.

Angélica dice que cuando recibe señales así ella contacta la persona pero ¿yo de qué tendría que hablar con Esteban?