Una de las
frases más repetidas y que se ha convertido en un lema para todos los asistentes
al curso de natación es: hay que perder el miedo. Me he acostumbrado a perder
el miedo, o a por lo menos a intentarlo, en esa hora de clase. Hoy no fue la excepción,
es más, hoy tuve que enfrentarme a algo que no recuerdo haber hecho antes y en
lo que casi no había pensado que tendría que hacer: clavados.
El profesor
nos reunió a todos en el lado profundo de la piscina después de hacer cuatro
veces el desplazamiento con un solo brazo y nos pidió que nos mandáramos al
agua para saber cómo lo estábamos haciendo y desde donde partía para enseñarnos
como se hace. Los mismos de siempre hicieron la fila y se mandaron, pero esta
vez yo me quedé atrás. Tuve miedo porque nunca lo hice y no sabía cómo se hacía.
Después de un par de minutos y de dejar que pasaran otros compañeros me paré al
borde de la piscina. Me quedé allí aterrorizado pensando cómo hacer algo que no
sé cómo se hace. Así que utilicé el viejo truco de mirar primero y repetir.
Respiré profundo y me boté.
Fue maravilloso.
Caí al agua y aunque sentí el tablazo en el abdomen me hundí y me desplacé lo más
lejos que pude aguantando la respiración y luego botando el aire. Subí y sentí
que había conquistado un miedo. Que había logrado algo fantástico y que había
visto el agua y el fondo de la piscina de una manera diferente. Por el resto de
la clase estuvimos clavándonos al agua de rodillas, más suavecito más
tranquilos. Quedé con ganas de volverlo a hacer.
¿Es eso lo
que sienten los niños cuando juegan en la piscina? Míreme a mí, de 31 años
superando los miedos que nunca superé, rogándole al universo que me los quite
para enfrentarlo todo, todos los días, así como siempre. Mi lucha, todos y cada
uno de los días del año y de la vida es por vencer el miedo. El miedo es mi
constante, es mi lastre, es mi sombra. Espero que algún día se vaya. Espero que
se vuelva una sombra más clara, más transparente.
Recordé
esto, una instalación de arte de la que pensé un día hablar en milinviernos
pero no lo hice
Hoy no tengo canción sobre el agua o sobre la profundidad de la piscina, pero descubrí ese maravilloso álbum de Radiohead llamado The bends y ando con esta canción pegada en la cabeza
Hoy no tengo canción sobre el agua o sobre la profundidad de la piscina, pero descubrí ese maravilloso álbum de Radiohead llamado The bends y ando con esta canción pegada en la cabeza
PD: El vecinito
me propuso que huyera con él a alguna parte en semana santa. No sé si lo
consideré o si lo consideraré. Le respondí que me parecía una buena idea si
había plata. No tengo un centavo, aunque por lo menos ayer llegó una traducción
y ya envié algunas hojas de vida.
Pienso que si consigo un sponsor podría seguir el otro curso (mi papá jajajajaja). La verdad es que tengo muchas ganas.
Me gusto esto que leí. Tengo 32 y voy de a poquito perdiendo el miedo a nadar, la profundidad y a saltar desde una roca o el trampolín. Espero poder relatarle a mí misma algo como lo q te paso a vós y q mis miedos también se vuelvan más trasparentes:) exitos
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