domingo, 25 de diciembre de 2016

Milagros

Ojalá hubiera algo que pudiera hacer, ojalá hubiera algo que pudiera decir. Ojalá pudiera calmar el dolor y la angustia, sellarte de la soledad, del desconsuelo, del desamparo. Ojalá pudiera estar allá, darte un abrazo, decirte que te quiero, que no entiendo que fue lo que sucedió, que no comprendo por qué nuestras oraciones no sirvieron ni por qué dios tenía un plan diferente.


domingo, 30 de octubre de 2016

La muerte de Elvira


Elvira, Mario, Rosa y Carlos.
Hoy, al medio día fuimos a almorzar con Betty, una cuñada de mi abuela, viuda de Augusto, uno de sus hermanos. Betty es uno de esos personajes que, junto con sus hijos y nietos, ha estado presente en toda nuestra vida familiar en Bogotá y en el Valle. Desde que recuerdo, Betty, Claudia y Guillermo nos han acompañado y han hecho parte de navidades, bodas, bautizos y cumpleaños. Durante el almuerzo mi mamá y Betty conversaban de lo usual, sobre las viejas amistades, la familia extendida, viajes, las primas, los hijos de ellas y sus nietos, pero en un momento la conversación llegó a un punto que me interesaba: la tía Elvira. 
Elvira Correa era una de las hermanas de mi abuela y una de las personas más importantes durante mi infancia. Cuando estábamos pequeños mis papás solían mandarnos a mi hermano y a mi a pasar vacaciones en su casa en Tuluá. Ella siempre nos quiso mucho y nos consentía y se encargaba de nosotros como si fuéramos sus propios nietos.
Elvira murió en 2004, lo recuerdo claro porque eso pasó cuando regresé de Inglaterra. Mi mamá me contó que había muerto después de hacer una llamada de teléfono o durante un almuerzo y recuerdo que me dolió porque no pude hacer más acerca de eso. No pude llamarla, ni conversar con ella, ni despedirme porque ella simplemente ya no estaba y nadie sabía que para mí era algo importante.
–¿De qué murió Elvira? le pregunté a Betty.

martes, 11 de octubre de 2016

Mi reflexión sobre el #DíaInternacionalParaSalirdelClóset


Hoy se celebra el Coming Out Day o el Día para salir del closet. Este día tiene como objetivo, entre otros, tomar conciencia sobre la importancia de hablar abiertamente sobre la homosexualidad de uno. Sin embargo, creo que es necesario pensar el closet y preguntarse qué implica estar en él o salir de él.
El closet ha sido encasillado como un lugar frío y oscuro –contrario a la tierra del arcoíris, donde corren efebos desnudos y se escucha a Madonna y a Britney Spears, donde para entrar hay que vestirse de marca y pagar cover a la entrada– y en el que se han quedado metidas las personas que no son capaces de admitir su orientación sexual diversa. Salir del closet se ha convertido en un acto de valentía. A aquellos que se han quedado en el closet se les ha puesto la etiqueta de cobardes e incluso de ser falsos, de no reconocerse y no valorarse si mismos ante las demás personas.
Salir del closet no es algo fácil. Para muchas personas reconocer abiertamente ante la familia, los amigos, los compañeros de trabajo o el público en general que se es gay o lesbiana, o trans u otros, les lleva años de concienzudo cuestionamiento. Algunas personas no le hallan el verdadero beneficio y se quedan en él. Así mismo también hay personas para quienes es mejor estar afuera del closet porque les trae beneficios, posibilidades y privilegios, e incluso se sienten más genuinos y más fieles a sí mismos (ya sea porque encuentran sus verdaderos amigos, se sienten libres o también conozco el caso de varias ciudades en Colombia donde para triunfar en  las artes hay que ser gay).

viernes, 16 de septiembre de 2016

Miscelánea de asuntos del jueves: anxiety attack and fog

1. Iba en el Transmilenio de pie en el jacuzzi el jueves, cuando justo al frente de mi se paró un tipo de unos 43 años vestido con uno de esos trajes como del renacimiento español. Quedé tan asombrado con la pinta del tipo que no podía aguantarme de la risa. Seguí mirando el celular, haciéndome el bobo pero el tipo me miró, llamó mi atención y me preguntó si ese bus paraba en la 100. Tuve que respirar profundo y aguantarme la bobada para responderle. El señor iba todo completo vestido de terciopelo negro como Don Quijote.
2. Ahora viajo seguido en Transmilenio porque como soy profe de universidad me toca hacerme los viajados de ida y vuelta cuatro días por semana. El miércoles el tráfico se puso imposible por alguna razón que nunca supe, la lluvia y los bogotanos tal vez,  y el bus en el que iba se quedó quieto detenido una hora completa en frente de la estación de la 127. Llegué a las 8 a la reunión que tenia a las 6:30. Antes de llegar a mi cita y mientras esperaba a que cambiara el semáforo en la Caracas, un Transmilenio pasó a toda velocidad y me emparamó completo. Luego, mientras esperaba a que cambiara el semáforo en la carrera 13 con 59, un tipo que venia caminando se quitó la camisa y me ofreció un cinturón blanco que tenía en la mano. Me pidió que lo azotara. Me reí de nuevo –porque el emparamón del bus me causó también risa y ahí si me pude reír–, y cuando rechacé la oferta del señor descamisado él empezó a gritar “¿quien quiere tener el placer de golpearme?”.
3. Juan me detesta. Why can't I be like any other regular person? Why can't he just be perfect? Why is everything, relationship wise, becoming so difficult? Why is it so challenging for me just to be happy? Why am I feeling always so anxious and upset?
4. Fui a caminar al cementerio en la tarde en mi hora de almuerzo porque me sentía mal. Estaba teniendo un ataque de ansiedad porque se me ocurrió preguntarle a una compañera alguna cosa y ¡OH sorpresa!: I'm behind on class schedule yet again because I decided to do the project activity and that took like one extra class. Después de la conversación empecé a pensar en el calendario y en las horas y en la actividad inútil que había decidido hacer y qué ya no lo podía cambiar y en que otra vez me voy a quedar atrasado y que mis alumnos me van a linchar y que aún tenía que subir notas y se me cerró el pecho y tuve muchas ganas de llorar y me puse frío y las manos se me pusieron heladas. Me sentí sobrecogido  y por eso me fui al cementerio. Hacía mucho frío, se veía el horizonte como en la película de Cumbres borrascosas cuando Katherine y Hithcleaff se mandaban a las cumbres como alma que lleva el diablo y se veía todo gris, solo que en vez de rocas aquí había muchas, muchas, tumbas de fondo y luego lloviznó y no vi nada interesante, solo una pareja desesperada buscando una lápida sin saber el nombre del muerto para ponerle unas flores y toda la tarde fue una mierda.
5. Y cuando se acabó mi última inútil clase me fui para la casa. Y no se me pasó la ansiedad aunque el viaje fue más tranquilo. Y un señor con la piel tostada y ojos verdes, vestido con un traje ridículo de terciopelo negro, con la camisa blanca y las mangas abombadas y las mangas llenas de borlas y unas botas de cuero con arabescos me habló para preguntarme si el bus paraba en la 100. Yo consulté la aplicación del celular y le dije que no, y el señor se despidió y se bajó al rato.
6. La ruta G11 para en la calle 106, en la calle 85 y en la Escuela Militar.


domingo, 4 de septiembre de 2016

La muerta Jorge (actividad onírica)


Juan habla dormido. En algunas de las noches que he pasado a su lado sus palabras me han despertado y he terminado respondiendo preguntas o accediendo a requerimientos que, en sueños, le hace a la noche.
–Soy la persona con mayor cantidad de actividad onírica que conozco –me dijo cuando le reclamé por despertarme–, todas las noches hablo dormido, sueño y recuerdo lo que hay en las imágenes en mi cabeza.
Una noche aquí en Bogotá, cuando fui a verlo en casa de sus amigos Antonio y Alberto, me contó que había soñado con la muerta Jorge. Yo no sabía a quién se refería ni quién era Jorge, no sabía si en serio estaba muerta, ni por qué si se llamaba Jorge le decían “la muerta”.
–Yo lo vi claritíco –me contó estábamos como saliendo para una rumba y él me dijo que era una jartera que no podía ir a rumbear con nosotros porque estaba muerta, ¡hijueputa vida!
Antonio y Alberto son dos de los mejores amigos de Juan y cada vez que viene a Bogotá se queda en su casa, viven en el centro cerca de la Biblioteca Nacional. Los dos han estado unidos por más de diez años y a pesar de los altos y bajos de la vida se han mantenido juntos, son antes que todo una familia. Los entonces adolescentes se conocieron mientras Antonio paseaba en Villavo hace un poco más de diez años. Al final del paseo Antonio se vino para Bogotá con Alberto y desde ese momento han sido inseparables. Los dos aman la misma música, comparten deudas y negocios, fuman los mismos cigarrillos y son parte el uno del otro de todas sus eternas anécdotas. Juan me contó que Jorge vivió con Antonio y Alberto por varios años.
Cuando Juan habló de "la muerta" la pareja estalló en risas. Eso tampoco lo entendí pero sí leí en sus rostros que el alboroto venía porque Jorge había sido para ellos alguien muy importante. Alberto se sentó derecho en el sofá con el cuerpo hacia Antonio pero mirando a Juan y sin que yo se lo hubiera pedido comenzó a narrar con su voz metálica la historia de la muerta.

martes, 30 de agosto de 2016

Amor eterno e inolvidable (temor a la muerte)

Se murió Juan Gabriel hace dos días y como alarmas en la mañana, se encendieron sus canciones. Desde ese día se han repetido en la radio y en las redes sociales las canciones del cantante mexicano como recordatorio y despedida. En mi cabeza suena Amor eterno una y otra vez.

Tengo desde hace dos días también pegada en mi mente un relato de Pedro Lemebel. Mientras el mexicano canta, el chileno narra un lamento navideño lleno de soledad y de tristeza. Anoche busqué ese texto en Google y al releerlo comprendí porque suenan los dos al tiempo en mi cabeza: la madre. Juan Gabriel compuso Amor eterno en 1974, inspirado por la muerte de su mamá, noticia que recibió mientras estaba de gira en Acapulco. Lemebel escribió La navidad... Sin mami para el periódico La Nación y fue publicado el 24 de diciembre de 2006. El texto fue inspirado por la muerte de la madre del escritor en  vísperas a la navidad unos años antes.

La canción y el relato hablan de la falta y del vacío de la persona más importante de sus vidas. Los dos escriben de una manera desgarradora la melancolía vital que les produjo la muerte e incluso, Lemebel cuenta que desde ese 24 de diciembre no ha logrado volver a soportar las fiestas. Los dos ponen de manifiesto un miedo que nos acompaña a todos de manera constante y que, al final, todos tendremos que afrontar. Todos nos vamos a morir, nuestras madres han muerto o se van a morir -esperemos que no pronto-. Eso es un hecho y tanto la canción como el relato nos lo recuerdan. Pero también nos recuerdan que de la tristeza y el vacío surgen las palabras, los recuerdos y tal vez, algunas de las composiciones y los textos más hermosos que hemos leído o escuchado.

Sea esta la ocasión para recordar a la Abuela Aura y a la tía Negra y a Clarita, quienes ya partieron y también para recordar a mi mamá, a todas mis tías y a mi abuela Rosa, quienes afortunadamente aún nos acompañan. También para agradecer y recordar a Juan Gabriel y Lemebel, quienes nos dejaron su vida y su pasión en letras: