viernes, 16 de septiembre de 2016

Miscelánea de asuntos del jueves: anxiety attack and fog

1. Iba en el Transmilenio de pie en el jacuzzi el jueves, cuando justo al frente de mi se paró un tipo de unos 43 años vestido con uno de esos trajes como del renacimiento español. Quedé tan asombrado con la pinta del tipo que no podía aguantarme de la risa. Seguí mirando el celular, haciéndome el bobo pero el tipo me miró, llamó mi atención y me preguntó si ese bus paraba en la 100. Tuve que respirar profundo y aguantarme la bobada para responderle. El señor iba todo completo vestido de terciopelo negro como Don Quijote.
2. Ahora viajo seguido en Transmilenio porque como soy profe de universidad me toca hacerme los viajados de ida y vuelta cuatro días por semana. El miércoles el tráfico se puso imposible por alguna razón que nunca supe, la lluvia y los bogotanos tal vez,  y el bus en el que iba se quedó quieto detenido una hora completa en frente de la estación de la 127. Llegué a las 8 a la reunión que tenia a las 6:30. Antes de llegar a mi cita y mientras esperaba a que cambiara el semáforo en la Caracas, un Transmilenio pasó a toda velocidad y me emparamó completo. Luego, mientras esperaba a que cambiara el semáforo en la carrera 13 con 59, un tipo que venia caminando se quitó la camisa y me ofreció un cinturón blanco que tenía en la mano. Me pidió que lo azotara. Me reí de nuevo –porque el emparamón del bus me causó también risa y ahí si me pude reír–, y cuando rechacé la oferta del señor descamisado él empezó a gritar “¿quien quiere tener el placer de golpearme?”.
3. Juan me detesta. Why can't I be like any other regular person? Why can't he just be perfect? Why is everything, relationship wise, becoming so difficult? Why is it so challenging for me just to be happy? Why am I feeling always so anxious and upset?
4. Fui a caminar al cementerio en la tarde en mi hora de almuerzo porque me sentía mal. Estaba teniendo un ataque de ansiedad porque se me ocurrió preguntarle a una compañera alguna cosa y ¡OH sorpresa!: I'm behind on class schedule yet again because I decided to do the project activity and that took like one extra class. Después de la conversación empecé a pensar en el calendario y en las horas y en la actividad inútil que había decidido hacer y qué ya no lo podía cambiar y en que otra vez me voy a quedar atrasado y que mis alumnos me van a linchar y que aún tenía que subir notas y se me cerró el pecho y tuve muchas ganas de llorar y me puse frío y las manos se me pusieron heladas. Me sentí sobrecogido  y por eso me fui al cementerio. Hacía mucho frío, se veía el horizonte como en la película de Cumbres borrascosas cuando Katherine y Hithcleaff se mandaban a las cumbres como alma que lleva el diablo y se veía todo gris, solo que en vez de rocas aquí había muchas, muchas, tumbas de fondo y luego lloviznó y no vi nada interesante, solo una pareja desesperada buscando una lápida sin saber el nombre del muerto para ponerle unas flores y toda la tarde fue una mierda.
5. Y cuando se acabó mi última inútil clase me fui para la casa. Y no se me pasó la ansiedad aunque el viaje fue más tranquilo. Y un señor con la piel tostada y ojos verdes, vestido con un traje ridículo de terciopelo negro, con la camisa blanca y las mangas abombadas y las mangas llenas de borlas y unas botas de cuero con arabescos me habló para preguntarme si el bus paraba en la 100. Yo consulté la aplicación del celular y le dije que no, y el señor se despidió y se bajó al rato.
6. La ruta G11 para en la calle 106, en la calle 85 y en la Escuela Militar.


domingo, 4 de septiembre de 2016

La muerta Jorge (actividad onírica)


Juan habla dormido. En algunas de las noches que he pasado a su lado sus palabras me han despertado y he terminado respondiendo preguntas o accediendo a requerimientos que, en sueños, le hace a la noche.
–Soy la persona con mayor cantidad de actividad onírica que conozco –me dijo cuando le reclamé por despertarme–, todas las noches hablo dormido, sueño y recuerdo lo que hay en las imágenes en mi cabeza.
Una noche aquí en Bogotá, cuando fui a verlo en casa de sus amigos Antonio y Alberto, me contó que había soñado con la muerta Jorge. Yo no sabía a quién se refería ni quién era Jorge, no sabía si en serio estaba muerta, ni por qué si se llamaba Jorge le decían “la muerta”.
–Yo lo vi claritíco –me contó estábamos como saliendo para una rumba y él me dijo que era una jartera que no podía ir a rumbear con nosotros porque estaba muerta, ¡hijueputa vida!
Antonio y Alberto son dos de los mejores amigos de Juan y cada vez que viene a Bogotá se queda en su casa, viven en el centro cerca de la Biblioteca Nacional. Los dos han estado unidos por más de diez años y a pesar de los altos y bajos de la vida se han mantenido juntos, son antes que todo una familia. Los entonces adolescentes se conocieron mientras Antonio paseaba en Villavo hace un poco más de diez años. Al final del paseo Antonio se vino para Bogotá con Alberto y desde ese momento han sido inseparables. Los dos aman la misma música, comparten deudas y negocios, fuman los mismos cigarrillos y son parte el uno del otro de todas sus eternas anécdotas. Juan me contó que Jorge vivió con Antonio y Alberto por varios años.
Cuando Juan habló de "la muerta" la pareja estalló en risas. Eso tampoco lo entendí pero sí leí en sus rostros que el alboroto venía porque Jorge había sido para ellos alguien muy importante. Alberto se sentó derecho en el sofá con el cuerpo hacia Antonio pero mirando a Juan y sin que yo se lo hubiera pedido comenzó a narrar con su voz metálica la historia de la muerta.