domingo, 30 de octubre de 2016

La muerte de Elvira


Elvira, Mario, Rosa y Carlos.
Hoy, al medio día fuimos a almorzar con Betty, una cuñada de mi abuela, viuda de Augusto, uno de sus hermanos. Betty es uno de esos personajes que, junto con sus hijos y nietos, ha estado presente en toda nuestra vida familiar en Bogotá y en el Valle. Desde que recuerdo, Betty, Claudia y Guillermo nos han acompañado y han hecho parte de navidades, bodas, bautizos y cumpleaños. Durante el almuerzo mi mamá y Betty conversaban de lo usual, sobre las viejas amistades, la familia extendida, viajes, las primas, los hijos de ellas y sus nietos, pero en un momento la conversación llegó a un punto que me interesaba: la tía Elvira. 
Elvira Correa era una de las hermanas de mi abuela y una de las personas más importantes durante mi infancia. Cuando estábamos pequeños mis papás solían mandarnos a mi hermano y a mi a pasar vacaciones en su casa en Tuluá. Ella siempre nos quiso mucho y nos consentía y se encargaba de nosotros como si fuéramos sus propios nietos.
Elvira murió en 2004, lo recuerdo claro porque eso pasó cuando regresé de Inglaterra. Mi mamá me contó que había muerto después de hacer una llamada de teléfono o durante un almuerzo y recuerdo que me dolió porque no pude hacer más acerca de eso. No pude llamarla, ni conversar con ella, ni despedirme porque ella simplemente ya no estaba y nadie sabía que para mí era algo importante.
–¿De qué murió Elvira? le pregunté a Betty.

martes, 11 de octubre de 2016

Mi reflexión sobre el #DíaInternacionalParaSalirdelClóset


Hoy se celebra el Coming Out Day o el Día para salir del closet. Este día tiene como objetivo, entre otros, tomar conciencia sobre la importancia de hablar abiertamente sobre la homosexualidad de uno. Sin embargo, creo que es necesario pensar el closet y preguntarse qué implica estar en él o salir de él.
El closet ha sido encasillado como un lugar frío y oscuro –contrario a la tierra del arcoíris, donde corren efebos desnudos y se escucha a Madonna y a Britney Spears, donde para entrar hay que vestirse de marca y pagar cover a la entrada– y en el que se han quedado metidas las personas que no son capaces de admitir su orientación sexual diversa. Salir del closet se ha convertido en un acto de valentía. A aquellos que se han quedado en el closet se les ha puesto la etiqueta de cobardes e incluso de ser falsos, de no reconocerse y no valorarse si mismos ante las demás personas.
Salir del closet no es algo fácil. Para muchas personas reconocer abiertamente ante la familia, los amigos, los compañeros de trabajo o el público en general que se es gay o lesbiana, o trans u otros, les lleva años de concienzudo cuestionamiento. Algunas personas no le hallan el verdadero beneficio y se quedan en él. Así mismo también hay personas para quienes es mejor estar afuera del closet porque les trae beneficios, posibilidades y privilegios, e incluso se sienten más genuinos y más fieles a sí mismos (ya sea porque encuentran sus verdaderos amigos, se sienten libres o también conozco el caso de varias ciudades en Colombia donde para triunfar en  las artes hay que ser gay).