Ron me habló ayer de sus planes como si
ya me los hubiera contado, como si en un chat previo o en una conversación
anterior hubiera mencionado algo. Pero yo no sabía de qué me hablaba cuando me daba
cuenta de las noches que pasaría en Cartagena y en Medellín; cuando me contaba
de las ocasiones en que la gente de Avianca le había cambiado el itinerario.
–There’s a strike or a work stop or something
like that. So, there’s been a change of plans, we’ll not be able to have dinner
–me escribió.
Solo le respondí
que era una lástima y que nos veríamos en otra oportunidad.
Ron me había escrito el sábado para
contarme que tenía una parada en Bogotá, pero yo no hice ninguna otra pregunta.
Antes de responderle me fijé en que, aparte del mensaje de Whatsapp que me
había escrito, también me había enviado un mensaje por Facebook y me había
comentado en una foto que yo había puesto un par de semanas atrás, como si un
requisito para pedirme que cenáramos fuera mostrar interés en mis publicaciones
viejas. Esperé una hora para responderle, tal vez porque me temía de antemano
cuáles serían sus noticias.