sábado, 22 de agosto de 2020

Ser profesor en medio de la pandemia (Diario del confinamiento)

Hace un rato vi en Facebook una publicación que me dejó pensando: alguien elogiaba a un profesor por su actitud ante los estudiantes e ilustraba su texto con una imagen que decía “si los estudiantes necesitan apoyo o ayuda emocional en medio de la pandemia lo pueden solicitar. También, prórrogas o extensiones para los trabajos o exámenes. Aquí son más importantes las personas que las evaluaciones.”

 

Me pareció una imagen agradable. Una idea muy bonita acerca del apoyo que el profesor debe ofrecer en tiempos de crisis e incertidumbre, como estos, e incluso acerca de la labor que debe cumplir en términos generales. Sin embargo, después de un momento pensé en que ese tipo de anuncio no sería algo que a mí se me ocurriría hacer ahora y tampoco lo habría hecho al principio de la pandemia.

 

Si bien siempre, he procurado mantener abiertos los canales de comunicación con los estudiantes y me gusta conversar con ellos y apoyarlos cuando hay situaciones excepcionales, por mi propia salud mental no hago prórrogas individuales. Para mí es posible negociar y llegar a acuerdos, es importante ser flexible –aún más en una situación como la que estamos pasando– mientras no se irrespeten los parámetros de igualdad de oportunidades y justicia para los estudiantes y mientras eso no imponga una presión innecesaria en mis propios horarios laborales. Es importante ser empático, sí, y escuchar, pero, incluso en estas situaciones de incertidumbre extrema, es importante conservar la estabilidad.