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Gabriel García Márquez, Geraldine Chaplin y Miguel Littín |
En 1985 el director chileno de cine, Miguel
Littín, regresó a Santiago para filmar de forma clandestina la realidad de su
país durante la dictadura. Littín figuraba en la lista de 5000 personas que
tenían prohibido regresar a su tierra y por eso cambió de forma de vestir, de
hablar, de forma de peinar y se puso gafas para cambiar la mirada. También adoptó
una nacionalidad falsa nueva para poder recorrer Chile sin que lo pillara la
seguridad de la dictadura. Posteriormente le contó toda la anécdota a García Márquez,
quien publicó un libro que luego se publicaría y se convertiría en un
best-seller.
Yo no sabía que ese libro existía y lo
encontré hace pocos días rebuscando en una feria artesanal aquí cerca de la
avenida Suba. Estoy a punto de terminar de leerlo y he visto ya dos de las tres
partes del documental. En ellos Littín incluye imágenes de todo Chile en 1985 y
entrevistas a personas que vivían y actuaban en medio de la más ardua de las
represiones sociales y políticas. Los chilenos, exiliados internos y externos, le
hablaron a Littín sobre la desaparición y la detención, sobre el hambre y la pobreza
que trajo la dictadura para los trabajadores y la clase más baja. En el
documental también aparecen funcionarios de la dictadura, políticos,
activistas, trabajadores, vecinos, todos contándole a la cámara sobre un país y
una situación en común.