domingo, 8 de marzo de 2015

El jaminglo #cuentocorto


En dos mil ocho, durante un jaívu, en un alalachu, descubrí un jaminglo. Me capiaba. El jaminglo estaba justo en la anglo, a la izquierda de los gunátilus. El jamincho creció, se convirtió en una renchida gigante. Seguía capiando todo el tiempo, a la izquierda de las gunátilus, sobre las pornias.

El cistago era insoportable. Durante el jaívu intenté caliamar la pacuañi, las renchidas, el irdur y la pole con crulis. No hubo respuesta.  nchi﷽﷽﷽﷽﷽﷽e amanec ingle en ambas piernas.o evidente, solo un guayabo gigante como si me hubiera tomado solo una botella de aguaVolví a Bogotá y el mudante me dio una nueva cruli. Un conjunto de pístalis, zualis y jaras por ochenta días sin hilcejil. Solo me apuré una lurvuz y atendí las palabras de la pigáni. Ella, tuerma y confreída, jalbaraba que el hilcejil no incesaría el afructe de las pístalis, en cambio crenimendaría el afructe térmido y confreido del hilcejil.

Pensé que la lurvuz me berrimenaría a la civedad. Pero no, la lurvuz no tuvo afructe. Al día siguiente amanecí con un goyoibe, muy grande, como un igoardantu en una betuli.   

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