El abuelo está en el hospital de nuevo.
Esta vez no es por un problema psiquiátrico como hace seis meses sino por una
infección estomacal. Lleva un par de días internado con supervisión permanente. Hoy fui a
visitarlo, estuve allí una hora antes de volver a casa. Estaba dormido así que
no fue posible hablar con él o escucharlo.
Mi abuelo, Heriberto, tiene ochenta y
ocho años, lleva casi setenta casado con mi abuela, tiene ocho, seis hombres y
dos mujeres. Sus nietos son mas de treinta y sus bisnietos son algo así como
diez. A pesar de que sufre de Parkinson y del corazón tiene unas férreas ganas
de vivir. El sueña con llegar a los cien años con su esposa y su familia.
Debido a sus padecimientos y la vejez
natural ahora le cuesta mucho movilizarse y hablar. Camina de la habitación al
comedor o al baño con la ayuda de un cochecito caminador. Cuando habla se le
entiende poco, pero se hace entender. A pesar de su edad es de buen comer y de
buen dormir. Sin embargo a veces tiene este tipo de crisis que lo llevan al
hospital.
Cuando algo como esto pasa es inevitable
pensar que el abuelo, igual que todo el resto de seres humanos, va a morir. Y
seguramente no pasará mucho tiempo antes de que eso pase. Eso siempre ha sido
motivo de discusión entre los miembros de la familia. Ya todos estamos
informados de que si le llega a dar otro sincope y estamos ahí tenemos que
hacer que le llegue la sangre a la cabeza recostándolo y poniéndole las piernas
en alto. Entendemos que este tiempo que estamos gozando con él es un
privilegio, porque otro cuerpo en su posición ya se habría rendido.
Hoy, cuando salí de la clínica, me puse
a pensar en que no recuerdo como era el abuelo antes. Antes quiero decir cuando
no era un anciano. He tenido 32 años para conocerlo, ha estado siempre presente
en mi vida, pero no recuerdo como era cuando tenía 60 o 70, antes de que ya no
pudiera hablar bien y no pudiera desenvolverse con facilidad. Tengo recuerdos
cortos de cuando estaba pequeño, de cuando tenía sus negocios, de cuando nos
cuidaba, recuerdo su imagen en fotografías de cuando tenía el pelo negro y
estaba repuesto, pero no recuerdo su voz, ni su acento, ni sus dichos, ni de lo
que hablaba. Siente que necesito con urgencia recuperarlo, verlo en videos,
recordarlo como era antes de que parta.
Soy un ser humano con una memoria
limitada, no puedo recordarlo todo y seguro por eso los recuerdos de mi abuelo
“joven” no se han mantenido. En cambio a mi abuela si la recuerdo, o creo que
la recuerdo, tal vez porque no ha cambiado tanto como el abuelo. Ella se ha
mantenido, su voz y su acento paisa siguen iguales que siempre, sigue contando
sus chistes y repitiendo sus refranes con total claridad. Sigue diciéndome
“Luisito ¿quiere tinto?” para burlarse de mi. Tal vez este blog no debió
llamarse Lolo el Rolo, sino el Bobo Luisito.
Espero poder recuperar algo de la
memoria. Tal vez busque entre los recuerdos y vea algunos videos. Espero que
eso me calme la angustia. Espero que el abuelo se mejore, espero tener algún
día una familia como la que él tiene, aunque mucho mas pequeña, no se si quiero
tener hijos, pero si quiero alguien con quien compartir la vida. Espero seguir
escribiendo y seguir leyendo. Espero seguir viajando y caminando hasta que el
cuerpo no me deje mover con las piernas. En ese momento espero viajar con la imaginación
o con la memoria y con las teclas del computador.
La vida finita en la cabeza de seres que muchas nos creemos infinitos...
ResponderEliminarte extraño my dear
Eliminar