El fin de semana pasado estuvo chévere.
Fui a bailar con mi prima y el novio, -si, con quienes estaba el día que
me rompí la cara. Fuimos a un lugar en chapinero de salsa, tremendo de lo viejo
y la pasé delicioso. Como anécdota rara, cuando estaba regresando a casa me dio
por escribirle al ex. Yo no estoy muy seguro por qué, pero por lo
menos durante el último año me ha estado pasando que cuando bebo me dan unos
episodios de melancolía tremendos. Cuando eso me pasa me da por mandar e-mails,
me da por poner tweets, me da por enviarle whatsappasos a la gente que menos me
conviene.
A eso de la media noche me entró uno de esos ataques de melancolía y me dio por escribirle al tipo. Sentí una necesidad loca por decirle que lo amaba, que por favor no me respondiera pero que yo quería que supiera que me hacía mucha falta. Ya tenía todo el mensaje craneado y cuando lo fui a enviar pues que no encontré el contacto. Tanto me conozco que un par de días antes, previniendo uno de esos ataques le había cambiando el nombre al contacto para no encontrarlo en medio de la intoxicación etilica y luego intentando bloquearlo terminé borrandolo sin darme. La verdad quería que no me fuera a pasar lo que efectivamente me pasó. Yo ya sé que cuando bebo me da la melancólica y por eso había estado como coqueteando con la idea de deshacerme de ese número de teléfono. Creo que afortunadamente lo hice, porque si no me habría sometido a la vergüenza de decirle a un tipo x con el que salí dos meses la gran sarta de estupideces que afortunadamente no le dije.
A eso de la media noche me entró uno de esos ataques de melancolía y me dio por escribirle al tipo. Sentí una necesidad loca por decirle que lo amaba, que por favor no me respondiera pero que yo quería que supiera que me hacía mucha falta. Ya tenía todo el mensaje craneado y cuando lo fui a enviar pues que no encontré el contacto. Tanto me conozco que un par de días antes, previniendo uno de esos ataques le había cambiando el nombre al contacto para no encontrarlo en medio de la intoxicación etilica y luego intentando bloquearlo terminé borrandolo sin darme. La verdad quería que no me fuera a pasar lo que efectivamente me pasó. Yo ya sé que cuando bebo me da la melancólica y por eso había estado como coqueteando con la idea de deshacerme de ese número de teléfono. Creo que afortunadamente lo hice, porque si no me habría sometido a la vergüenza de decirle a un tipo x con el que salí dos meses la gran sarta de estupideces que afortunadamente no le dije.