martes, 5 de mayo de 2015

Esa pendejada que llaman amor #teatro en #Bogotá #trans


Esa pendejada que llaman amor
Jueves 7, viernes 8 y sábado 9 en el teatro 

La Quinta Porra (calle 11 # 2-78) a las 8 p.m 

Michelle Lozano Uribe aparece en escena con sus ojazos negros y su vestido rojo. A su izquierda está Johan David Triviño, un chico bajito con el pelo cortado al ras y en smoking. A la derecha de Michelle está Bárbara Sánchez, una mujer de cuarenta y tantos años, como lo dice ella, de pelo rojo y vestido de lentejuelas también rojo. Entre ellos, sus personajes y la música surge una conversación. Hablan sobre lo que les gusta, hablan sobre el amor. Michelle afirma que hay dos cosas que el ser humano no puede ocultar: “que está borracho y que está enamorado". Parece lógico. 
Si, a todos se nos nota que estamos enamorados, todos nos enamoramos. Todos -sin importar si nos consideramos lesbianas, heterosexuales, bisexuales, o si somos transexuales o transgeneristas- tenemos en común el amor y sus señas son evidentes: se nos dilatan las pupilas, nos ponemos colorados, nerviosos, nos cuesta hablar y sonreímos y/o lloramos con facilidad. 

Bárbara Sánchez, modela, camina, canta con la misma gracia y con la misma parsimonia de las grandes damas del cine. Lo hace igual que sus compañeras, las chicas que trabajan en el barrio Santa Fe. Sin embargo ella se da el lujo de hacerlo afuera. En la oportunidad en la que la vi fue en la función inaugural de Esa pendejada que llaman amor, en el teatro R101. Esa noche Barbara se presentó , junto con Johan, Michelle y Sebastian para el público de chicas que como ella trabajan en el la zona de alto impacto. La obra llevaba al escenario del arte el personaje que ella es, su narración, su historia, parte de los secretos que ella ha escogido para contar fuera del ambiente de la prostitución.
Bárbara camina en el escenario, bajo las luces, muy cerca del público, con su vestido lujoso y su maquillaje brillante. Canta y enamora. Sobre sus zapatos de tacón de 18 centímetros y debajo de su pelo rojo vibrante Barbara es ella misma. No está en un andén en la calle de las trans, ni en un bar ni una discoteca, ni en una carroza de la Marcha de la Ciudadanía Plena –el mayor espacio de visibilidad para el colectivo LGBTI de Bogotá– ni en los centros o lugares exclusivos para personajes como ella. Tal vez ese sea el detalle mas especial de la obra, que Bárbara y Johan se llevan a si mismos al escenario, al teatro, fuera de los limites del mundo de la diversidad; aprenden a actuar para ser ellos mismos, con su música, con sus historias reales, con canciones, con smoking y maquillaje. 
Hubo un momento al final de la obra donde a Bárbara se le notó el amor. Sus ojos y su tristeza revelaron que está, o que estuvo enamorada. Sentada en lo que aparenta ser una mesa de juego Bárbara habló del amor de su vida y una luz tenue, un pensamiento, un vacío hizo que se le cortara la voz. Dijo que no quería hablar mas del tema. Calló para no nombrar mas al hombre que había abandonado a su mujer y a su hija por estar con ella, al hombre que en un principio la amó y que luego empezó a conocer relaciones nuevas, que le dio malos tratos y mala vida por 18 años hasta que murió. ¿Esa es la pendejada que llaman amor? ¿es eso lo que buscamos con tanto ahínco? 
La obra es el resultado del esfuerzo hecho por Bárbara y Johan con sus profesores Michelle y Nicolás con todo el equipo del Teatro Errante y de la Fundación Transgredir la Indiferencia dirigida por Mercedes Miranda. Esta semana aún hay oportunidad de verlos para hablar e intentar responder mas preguntas sobre eso que a todos se nos nota y con lo que tanto soñamos.   

Jueves 7, viernes 8 y sábado 9 en el teatro La Quinta Porra (calle 11 # 2-78) a las 8 p.m 




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