En el parque al que vine a tomar café y a leer hay árboles. Palmas, algo extraño para Bogotá. Es extraño que haya tantas palmas.
Juntos a las palmas, a los árboles hay parejas, hay tantas que incluso mi presencia solitaria es extraña. Parece que soy el único sólo sentado leyendo.
Las parejas de hombres y mujeres se miran, conversan, se besan. Las parejas se tocan, se abrazan. Los enamorados están constantemente buscándose, tocándose como si la única forma para estar completos es haciendo contacto con sus amantes.
Cuando se separan, cuando dejan de tocarse, cuando no pueden mirarse el parque se detiene y comienzo yo. Sólo sentado con Bolaño. Él todavía no me dice con quien se queda la Norton.
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