Primero:
Estoy en un
estado de depresión constante, como en los viejos tiempos. Hay una nube encima
de mi cabeza que no me deja ver nada de lo bueno y a pesar de ser consciente
de eso, no puedo quitármela de encima. Ella simplemente se instala, ahí se
queda y no se va. No me pasa nada malo. No tengo nada malo, es algo que simplemente
pasa, y me toca lidiar con eso, luchar contra la procrastinación y la tristeza
hasta que simplemente desaparece, se va.
Segundo:
Me falta
hacerle las últimas correcciones a la tesis antes de subirla a la plataforma y mandársela
a mi asesora para que la vea y pensar en el asunto de la publicación. Pero la
depresión del párrafo anterior no me deja hacer nada. Voy a trabajar como un zombi,
veo mi vida desde afuera, veo el mundo desde las gradas absolutamente
aterrorizado y no soy capaz de dar esos últimos pasos antes de terminar.
Imagino constantemente un lugar mejor, un mundo mejor, una vida para mí mejor,
lejos de mí, lejos de la depresión y lejos del peso que yo mismo me impongo. Imagino
que me siento, escribo, corrijo, incluyo y termino.
Tercero:
Ayer me
saludó mi ex por Skype. Me dijo que quería verme y hablar de tres cosas. Me
dijo que aunque para mí no fuera importante para él verme y hablar si es importante. Me preguntó que iba a hacer el lunes y le respondí que trabajar y
que tenía una cita al médico. Tengo una cita al médico el lunes, pero es una
cita con el cirujano plástico que me va a revisar la herida de la cara y probablemente
me va a quitar los puntos y a decirme que cosas tengo que hacer.
Me reí. Me
parece muy divertida su actitud de intentar sonar serio y de querer demostrarme
que para él todo es un asunto muy formal. A mi también me importan los formalismos pero no pretendo pasar
por formal. Creo que el problema que yo tengo es que siempre quiero agradar, demostrarle a la gente que soy amable y
bueno y que son afortunados al toparse conmigo. Con él me pasa lo mismo, quiero
que sepa que no lo odio, que no lo detesto, que no es mi enemigo y que no le
guardo rencores, pero a pesar de eso no tengo ninguna intención de encontrarme
con él.
A principios de este año hablé con mi
mamá, hablé con Lina, hablé con Franco y todos me han dicho que no vaya a
cometer el error de encontrarme con él. Las palabras específicas de Lina
fueron: “cada vez que te encuentras con él terminas vuelto mierda y él se
aprovecha de tu necesidad compulsiva de ser bueno, de ser buena gente”. Así que
teniendo esas palabras más en mente, he decidido no verlo.
Le dije que
no tenía tiempo, que me disculpara pero que estaba muy ocupado y él me dijo que
se iba en dos semanas, que por eso pensaba que tenía que hablar conmigo. Le
dije que si no nos veíamos antes de que se fuera pues que podíamos hablar por e-mail, que recordara que para mí con él, todo bien, que yo no tengo ningún drama,
que cero rollos, que podríamos hablar después.
Me respondió que tal vez ya no
sabía si se podía después. De él ya me es conocida la estrategia de salir con
ese tipo de cosas, de inventarse planes eternos en los que se va y no regresa,
en los que lo contratan de naciones unidas o de alguna ONG muy importante o de
empezar carreras nuevas en la uni. Eso me pasó el año pasado y cuando terminamos el aún estaba en el mismo lugar que seis meses antes y solo
eran estrategias para hacerme sentir mal o para quedar el mejor.
No le
pregunté más. Le recordé que me puede escribir por email si necesita algo y le
deseé suerte en su viaje.
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