Me duelen
las nalgas y la parte de atrás del brazo porque hoy el profesor nos puso a
recorrer la piscina nadando, braceando, pateando y controlando la respiración. Además
la clase de hoy duró una hora y cuarenta y cinco minutos. Ya en una semana el
curso se acaba y necesito enfocarme en conseguir clases y trabajo y volver a
tener plata para seguir nadando, pagar salud y pensiones y poder salir a comer
o cualquier cosa. Sin embargo me siento melancólico porque ya casi se acaba un
proceso que me ha gustado mucho y que no me gustaría dejar. Me he acostumbrado
a mis compañeros y al agua. Me he acostumbrado a perder el miedo un poquito
todos los días y a enfrentar la profundidad de la piscina sabiendo que no me va
a pasar nada malo. No quiero ponerme triste ni sentir que todo está mal, solo
quiero seguir adelante y disfrutar mientras las cosas no se acaben y cuando se
acaben veré que hago.
Cuando
terminamos la clase salí a desayunar con los compañeritos. Me senté en la
cafetería con … se me fue el nombre de la niña que quiere ser auxiliar de vuelo
y con Javier. La niña nos contó de los problemas de salud de su perrito y
hablamos del curso, del profesor de lo contentos que nos sentimos. Me gusta
eso, me gusta sentarme y hablar con la gente, aprender un poco y hablar sobre mí.
Javier está como echándole los perros a la niña, claro, porque es bien bonita.
Cuando veo
que los compañeros hacen los ejercicios y no pueden, o cuando creo que hay que
decirles que los están haciendo bien, o cuando quiero que avancen para poder
seguir yo pienso en esta canción
Y cuando me
siento melancólico pienso en el wedding waltz de este álbum. Lo escuchaba
mucho cuando salía con Fabián.
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