Desde hace un par de semanas un vecinito, un muchacho de 29 años me ha estado cortejando. Hablamos seguido por whatsapp e incluso el otro día me trajo una
cerveza y nos pusimos a charlar en la entrada de mi edificio. Es bien bonito,
delgadito y según me dice tiene el pecho peludito; vi también que tiene las
piernas peludas y bien torneadas. El hombre es un caramelo, dulce, tierno, tranquilo,
pero tiene un inconveniente: es intenso. Nos hemos visto solo dos veces –la
primera salimos a tomar café y la segunda fue el día de la cerveza— y cuando
hablamos por whatsapp termina diciéndome que quiere algo conmigo o lo lindo que
sería que estuviéramos juntos o que me quiere para mas que solo lo físico. Cuando
yo me pongo frisky y quiero morbosearmelo un ratico para amasarle las carnitas termina diciéndome que sería muy afortunado si
pasara algo entre nosotros. No permite que fluya la conversación, no deja que yo
persiga mi presa con mi prosa, la cual se ha convertido últimamente en mi arma
de conquista. Me he dado cuenta que si quiero conseguir algo de un tipo me gusta lucharlo un poquito y eso lo hago escribiéndole cosas lindas, contándole historias,
conversándolo, trabajando indirectas, doblesentidos, contando anécdotas, calentándole
la mente para llegar al cuerpo (no siempre funciona *suspiro*). ¡OJO! Hay una diferencia muy grande entre
endulzar el oído o pintar pajaritos en el aire y lo que yo hago. Yo les cuento
una historia cachonda de a poquitos y voy midiendo las aguas, los voy antojando
e intento que queden con ganas de verme o por lo menos que quieran escuchar un
poco más, que se calienten, y el resto es carpintería, un lugar, un trago…
Pero a este
muchacho le pasa algo muy parecido a lo que dice el profesor de la clase
natación que uno no debe dejar que le pase. El muchacho quiere sentir que es
dueño de la situación y me pinta pajaritos y un arcoíris gigante. Quiere tener
el control y se manda a decir que le gusto y que quiere ser mío. Se bota,
patalea se estresa, se hunde. Yo lo miro desde la barrera. No lo dejo acercar. Si
el tipo solo conversara y no se botara de una a decirme que le gustaría tenerme
adentro sin dejarme jugar y luchar un poco, la historia sería diferente.
En ese
sentido creo que el profesor tiene razón cuando dice que los ejercicios –y yo añado
que el sexo y las relaciones– solo fluyen cuando uno se relaja. Hay que relajarse
y respirar. A veces cuando termino un ejercicio tragando agua y
chapaleando el profesor se queda mirándome con cara de eres un idiota buuuu y
me grita ¡relajase! Suena a fácil pero no lo es. Y de eso se ha tratado todo el
curso, de relajarse y respirar. Si uno no se relaja en la piscina no flota y se
hunda, y si uno no se relaja en la cama, pues no le entra.
Hoy, día
nueve de mi curso de adaptación, la mitad de la clase me la pasé exhausto deseando
que pasara el tiempo rápido, me sentía agotado, estresado; la otra mitad del tiempo
me la pasé pidiendo que la clase no se acabara. Hay ciertas cosas que me
cuestan mucho como sacar la cabeza del agua para respirar y volverla a hundir y
sacar burbujas. Eso me cansa mucho. Pero hay otras que me gustan y que puedo
hacer con mayor facilidad como desplazarme, impulsarme, patear.
Los
ejercicios de la clase de hoy los hicimos solo en la parte profunda pero el que
más me gustó consistió en lanzarnos, impulsarnos con el fondo y desplazarnos
botando burbujas lo más lejos posible. Teníamos que hacerlo en grupos de a
tres, uno al lado del otro. Esta formación le daba al ejercicio cierta competitividad.
Me he dado cuenta de algo y lo confirmé en las clases anteriores y ayer jugando
ping-pong con José Camilo: soy bastante competitivo. Me di cuenta de que no me
canso cuando me ponen a batirme contra otros y siento que compitiendo aprendo y
me exijo mucho más. Por eso, y por una gran inseguridad que tengo que aprender
a manejar, me la paso comparándome con los demás. Necesito competir y ganar y
sentir que avanzo en comparación a otros. Por eso la segunda mitad de la clase de
hoy se me pasó más rápido, no me sentí tan cansado, no descansé tanto como al
principio y me la gocé más.
Tanta charla
sobre natación y sobre relajación me ha hecho dar ganas de que hoy sea un día
de música, de sexo y de baile, por eso les dejo esta canción que tanto me he
disfrutado estos días. Cuando pienso en la clase, en la natación y en otras cosas creo que de lo que se trata es de lose yourself , just let go:
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