Hoy fue mi tercer día de clase de
natación. Me duele todo, tengo las rodillas raspadas, siento carraspera en la
garganta y estoy totalmente agotado. En la clase de hoy el instructor nos puso
a hacer tres ejercicios diferentes. El primero era hacer la flecha pero teníamos
que respirar y botar el aire, sacar la cabeza, respirar y botar el aire. Luego
nos puso a hacer la misma flecha pero de espaldas y no la logré. Me hundía, me volteaba,
tragaba agua, no me lograba relajar. Al final tuvimos que hacer otro ejercicio
que consistía en lanzarnos por encima de los flotadores largos varias veces
haciendo un recorrido. Este recorrido lo hacíamos por lo menos seis veces persiguiéndonos
los unos a los otros. Yo estaba al final de la línea así que yo terminé la
clase, cerré el ciclo y terminé rendido.
Al terminar la clase fui a hacer
la rutina normal de bañarme y vestirme. Cuando estaba casi listo para salir y
me estaba poniendo las medias y los zapatos un señor de unos 40 años, blanco,
rubio de ojos claros y contextura gruesa a quien había visto ayer llegó de las
duchas a terminar de arreglarse. No pude hacer más sino quedarme viéndolo.
Siempre he tenido una fascinación por los extranjeros, fascinación que he controlado desde hace unos años cuando decidí dejar de tirarme a los
pies de cualquier europeo, argentino o new yorker. El señor venía caminando en
toalla y se dispuso a arreglarse en medio de un grupo de nadadores de la clase
de principiantes que se estaba terminando de vestir. El gringo dejó que la toalla
se descolgara sobre sus piernas y empezó a secarse todo el cuerpo, de pie, poniendo al descubierto sus genitales. Por un momento me fijé en su cuerpo, en
los pelos de su pecho y en la blancura de su piel y de su pene, luego dejé de mirarlo y recorrí el resto de la escena con la mirada. Los demás nadadores continuaban vistiéndose pero al frente de mi, uno de mis compañeros de clase --un
señor con pinta de campesino mas o menos de 45 años-- tenía la mirada fija en el gringo desnudo y mojado. Le miraba la entrepierna con los ojos fijos. De
repente dejó de mirar al gringo y se fijó en que yo lo estaba mirando. Dejamos de mirarnos. Yo me fui.
Espero que mañana me vaya mejor.
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