Mi compañero moreno que utiliza
siempre camiseta se llama Javier. “Yo no me llamo Javier… o si” me dijo,
parafraseando la canción, cuando le pregunté cómo se llamaba. Yo le pregunté su
nombre después de que él me preguntó el mío. Todo esto sucedió una ronda de
saltos después de que yo le preguntara al compañero bajito, guapo y delgado
como se llamaba. Se llama Eduard. Me imagino que es médico porque tiene un aire
a un médico que conocí en diciembre aunque parece muy niño.
Estas presentaciones sucedieron
mientras hacíamos fila para lanzarnos a la piscina. El ejercicio del día
consistía en mandarnos por turnos a la parte profunda y desplazarnos hasta lo
pandito pateando y haciendo burbujas. No sobra decir que hacer esto es un
ejercicio agotador cuando uno tiene que hacerlo 20 veces en un periodo de una
hora. Creo que esta semana he hecho más ejercicio que lo que había hecho en los
últimos tres meses.
Mientras hacíamos las rondas el
instructor nos volvió a repetir hoy una frase que me dijo ayer cuando nos
encontramos y me contó su historia completa. Leonardo dijo que todo en la vida
se hace más fácil o mejor cuando se hace con amor. Cuando alguien saca a
colación semejante frase siempre termino preguntándome ¿de dónde saco el amor?
¿cómo hago para ponérselo a la clase de natación o a cualquier cosa ?
La pregunta no tiene respuesta,
pero creo que lo más parecido al amor es la actitud que tiene mi compañero
Javier en la clase, actitud un poco parecida a la mía. Yo lo veo y él siempre
se está gozando todos los ejercicios. Él siempre tiene esa sonrisa en la cara y
esas ganas de divertirse en clase. Hoy por ejemplo, después de las flechas
iniciales Leonardo nos pidió que tomáramos un chorizo y que fuéramos al lado
profundo de la piscina. Cuando estábamos yendo todos para allá preguntó ¿Quién
es el valiente que se va a lanzar primero? Javier venía trotando junto al grupo
y cuando escuchó la pregunta sin chistar dijo yo y se mandó de una. Yo lo seguí
y otro compañero más. Me encanta estar cerca de él y sentir que hay alguien a
quien le gusta tanto la clase como yo, alguien que tiene ganas de aprender y de
gozarse el asunto. No sé si eso sea el amor al que se refiere Leonardo
pero creo que por ahí podría estar la cosa.
Me sigo sintiendo enfermo con
esta gripa desastrosa, pero sigo sintiendo que durante la clase me siento bien.
Ahora tengo el fin de semana para mejorarme y pasar por lo de la presentación
de Milinviernos y el lunes volver un poco más recuperado a patalear, burbujear,
jugar y aprender y seguir molido en la semana dos de la clase de natación.
También me alegra que el muchacho de la mirada dulce del grupo de principiantes
haya comenzado a hablarme. Desde que comenzó el curso yo me he cambiado junto a
él y a dos otros nadadores más que están en ese curso. El día que empezamos el
curso yo no sabía cómo hacer nada así que sólo los seguí porque ellos parecían
confiados e hice lo mismo que ellos hacían para entrar a la piscina.
Ahora el muchacho me ha hablado para aconsejarme cosas sobre los lockers y me
ha preguntado sobre mi clase. Yo le pregunto cosas de vuelta y le sonrío.
Me encontré esta galería de fotos de nadadores bajo el agua que está muy chévere
http://www.marktipple.com/summer2012
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