Hoy volví a
clase de natación después de un fin de semana largo. Tenía muchas ganas de
estar en el agua, de estar casi desnudo y en lo profundo. Lo primero que
hicimos en clase hoy fue hacer el ejercicio de botar el aire y hundirnos en la
parte profunda. Estirábamos los brazos, botábamos el aire y quedábamos de pie
en el piso en la parte más profunda. Luego el profesor nos pidió que hiciéramos
el mismo pero que nos hundiéramos y nos sentáramos en el suelo.
La visión
del fondo es maravillosa. Estar tranquilo en la masa azul silenciosa del fondo
de la piscina me parecía la conquista de un reto, la pérdida del miedo y la
llegada de la confianza. Por unos instantes, sentado en el fondo de la piscina
mirando a mi alrededor, sentí que ese momento y que ese lugar eran míos.
Antes de
clase me encontré con Leonardo, parecía bastante agripado. Me contó que estaba preocupado por algunos
alumnos que para el jueves tienen que haber adquirido ciertas capacidades pero
van lentos. Seguimos hablando y me dijo que tenía una frustración que quería
superar, me dijo que quería aprender a patinar. Es algo como lo que yo siento
con la natación. La palabra exacta es frustración. Yo en un momento y porqué se
dieron las cosas tenía que perder el miedo y hundirme. Estar en el fondo. También
me gustaría aprender a patinar y a manejar.
Dos
apuntes sobre el fondo (del mar)
"At night, I think of my piano in its ocean
grave, and sometimes of myself floating above it. Down there everything is so
still and silent that it lulls me to sleep. It is a weird lullaby and so it is;
it is mine. (Holly Hunter en El piano)
"There is a silence where hath been no
sound / There is a silence where no sound may be / In the cold grave, under the
deep deep sea." (Thomas Hood)
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