Hoy se celebra el Coming Out Day o
el Día para salir del closet. Este día tiene como
objetivo, entre otros, tomar conciencia sobre la importancia de hablar
abiertamente sobre la homosexualidad de uno. Sin embargo,
creo que es necesario pensar el closet y preguntarse qué implica estar en él o
salir de él.
El closet ha sido encasillado como un lugar frío y oscuro
–contrario a la tierra del arcoíris, donde corren efebos desnudos y se escucha
a Madonna y a Britney Spears, donde para entrar hay que vestirse de marca y
pagar cover a la entrada– y en el que se han quedado metidas las personas que
no son capaces de admitir su orientación sexual diversa. Salir del closet se ha
convertido en un acto de valentía. A aquellos que se han quedado en el closet
se les ha puesto la etiqueta de cobardes e incluso de ser falsos, de no
reconocerse y no valorarse si mismos ante las demás personas.
Salir del closet no es algo fácil. Para muchas personas
reconocer abiertamente ante la familia, los amigos, los compañeros de trabajo o
el público en general que se es gay o lesbiana, o trans u otros, les lleva años
de concienzudo cuestionamiento. Algunas personas no le hallan el verdadero
beneficio y se quedan en él. Así mismo también hay personas para quienes es
mejor estar afuera del closet porque les trae beneficios, posibilidades y
privilegios, e incluso se sienten más genuinos y más fieles a sí mismos (ya sea
porque encuentran sus verdaderos amigos, se sienten libres o también conozco el
caso de varias ciudades en Colombia donde para triunfar en las artes hay
que ser gay).
Ya sea como algo positivo o negativo, es importante observar
dos aspectos importantes del closet:
Primero, cuando una persona es gay, nunca está totalmente
segura de estar adentro del closet, porque no tiene la certeza de haber
ocultado a ciencia cierta su homosexualidad. Cuando una persona dice que es gay
siempre hay alguien que responde “ah si yo ya sabía, yo ya me había dado
cuenta, se le nota”. Tampoco es posible estar totalmente afuera del closet
porque cuando ha existido la menor sombra de duda sobre la heterosexualidad de
una persona, las otras personas ya habrán construido mitos que seguramente no
corresponderán con lo que uno verbaliza y cuenta o con lo que uno ha vivido. Y
siempre habrá gente para quienes el poder de la negación es tan grande que no
quieran ver o creer que alguien es gay o lesbiana o trans o intergénero.
También hay gente que no bota pluma entonces no se le nota, por lo tanto otras
personas no le creen. Así, el closet se nos revela como un lugar
contradictorio, en el que no se puede estar ni totalmente adentro ni totalmente
afuera.
Segundo, el closet es un “producto de complejas relaciones
de poder” (Halperin 2000, 56) y estar en el closet es una estrategia de
protección. Cuando la gente está en el closet, es porque aspira a protegerse de
las “formas diversas y virulentas de descalificación social que uno sufriría si
se conociera públicamente su orientación sexual”. Esto implica, que contrario a
la creencia popular, salir del closet no es abandonar un estado de esclavitud
para entrar a un estado de libertad y de autonomía. Salir del closet es
ciertamente un acto de valentía y de auto reconocimiento, pero no es sólo eso.
Salir del closet, asumirse frente a otros como gay o lesbiana es exponerse a un
conjunto de “peligros y constreñimientos”, es convertirse en “una pantalla
sobre la que los straights pueden proyectar todas las fantasías que tienen
sobre los gays” o los otros no heterosexuales” (Halperin 2000, 56). Salir del
closet es quedar marcados irrevocablemente.
Enfrentarse a la normatividad, salirse del closet, o
quedarse en él, son posiciones totalmente válidas. No todo el mundo tiene la
necesidad ni considera que poner en discusión pública su sexualidad sea un
punto importante. No todo el mundo piensa que vale la pena. Salir del closet es
un acto de valentía, así como lo es también quedarse en él y verlo como una
opción consciente. Por eso con este post invito a hacer un análisis de las dos
posiciones, con sus complejidades y con sus dificultades. Ya sea que usted quiera
quedarse en él o salir.
¿quiere leer algo más sobre este tema?
Halperin, David. 2000. La política queer de Michel Foucault.
San Foucault. Cordoba: Cuadernos del litoral 35-146
Sedwik, Eve. 1990. Epistemology of the Closet. Los Angeles:
University of California press.
Ignoraba que había un día Internacional para Salir del Closet jaja, creo se debe a que estoy en el.
ResponderEliminarSaludos Lolo el Rolo.