lunes, 24 de agosto de 2015

9. Oscar el periodista

Óscar es periodista y tiene un hijo de 22 meses. Ese último dato me lo contó mientras Roberto se esforzaba por enseñarnos redacción de noticias. A diferencia del resto de compañeros, Óscar y yo éramos los únicos miembros del taller no estudiantes universitarios, con experiencia laboral en campos diferentes al comunitario y sin interés aparente en el activismo de izquierda. Lo que nos llevó en principio al taller fue el desempleo y el tiempo extra que eso le da a uno para, por ejemplo, aprender sobre comunicación, prensa y memoria.
El viernes, penúltimo día del taller, salimos del Centro de Memoria y lo acompañé a Merlín –la librería en el centro— a buscar A sangre fría de Truman Capote. Roberto insistió toda la semana que si queríamos ser periodistas ese es un libro que hay que leer y tener de referencia en la mesa de noche.
Cuando llegamos al tercer piso de la librería yo estaba agotado y me senté en una silla de madera en la sala que está a la derecha de la escalera. Oscar se sentó al frente y comenzó a observar libros de aviación.

-¿Sabe cuanto costaba un curso de vuelo en 1970?- me preguntó mientras revisaba libro por libro de una pila que estaba junto a la pared -1000 pesos- se respondió a sí mismo. 
Mientras hablaba, el aroma de los miles de libros viejos acumulados por décadas en los tres pisos de la librería se combinaba con su olor a sudor y a colonia dulce. Llevaba todo el día inquieto por el olor del periodista pero no sabía exactamente a qué me llevaba. Al final entendí que ese era el mismo olor del perfume que mi hermano me había regalado quince días antes por mi cumpleaños.

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