viernes, 17 de mayo de 2019

Emociones encontradas


Dante me detesta. Hace algunos días que el felino peludo me ha estado atacando. Lo acaricio, lo consiento, le hablo, lo mimo y el me responde siseando con fuerza. Luego, con su pequeña fuerza de patas blancas se lanza a mis espaldas; intenta, con sigilo, agarrar mis piernas por detrás, me lanza sus minúsculas uñas, quiere golpearme. Tal vez intenta defenderse, aunque no entiendo bien de qué si nada malo le he hecho.

Yo, por mi parte, le he agarrado miedo. He desarrollado pánico a su respuesta agresiva a mi cariño. También me temo que en un par de semanas cuando lo lleven al psicólogo diga que todo es mi culpa. Me atemoriza que afirme que no le he permitido sentirse bien en mi casa, que me culpe por sus desgracias, que atestigüe en mi contra y le afirme a la gente que una noche le lancé un cojín cuando se me lanzó a rayarme la cara.

Temo que, por mi culpa, no encuentre sosiego, que yo no logre comprenderlo, que no podamos tomarnos cariño y que con nosotros no encuentre un hogar. Me da susto eso y que al final, Pamela no pueda continuar su viaje tranquila.

Mamá dice que a veces siente el mismo miedo.

¿quiere saber más de Dante? lea el post anterior

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