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jueves, 8 de enero de 2015

Agarrese duro que hay turbulencias #audio #hiphopurbano #Bogotá

Desde que Petro está de alcalde cada día mas los cantantes callejeros utilizan el Transmilenio para ganarse el sustento o para dar a conocer su talento. Un día en el recién terminado diciembre, tuve la oportunidad de registrar a una particular pareja haciendo su presentación.

A pesar de que la niña no tenía la mejor voz y el muchacho tenía unas ideas bastante interesantes sobre las capacidades de las mujeres, mi intención en este post no es  emitir un juicio de valor sobre el trabajo de la pareja. Yo sólo quiero mostrar un poco de lo que se escucha en el diario vivir en Bogotá. Cuando uno transita entre las troncales bogotanas ignorar a los cantantes callejeros es imposible.  Te hablan, quieren involucrarte con halagos y preguntas, utilizan bafles para hacer que su música llegue a todos los rincones del bus y cuando terminan una canción, pasan a su otro extremo para repetir su presentación.

Yo no conozco de hip-hop, pero me gustaría saber –espero que algún conocedor me resuelva mi duda porqué  últimamente es el género por selección de los artistas callejeros. Les dejo a su juicio y gusto la presentación de esta pareja y espero que si la aman o la odian, por favor comenten y compartan. Dele clic en reproducir si quiere gozar de un poco de lo que los bogotanos tenemos que  escuchar cuando montamos en Transmilenio.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Encuentros cortos urbanos #cuento #relato #Bogotá

C. me dejó de hablar y el silencio hizo que todo lo que había pasado durante un mes perdiera su valor. Todas las palabras que habíamos dicho, previas al silencio, se convirtieron en ruido; automáticamente todo lo que había salido de nuestras bocas se convirtió en mentiras. Su último “ok” empujó a mi cuerpo a un estado de conmoción que desplazó cualquier signo de normalidad vital y abrió la puerta para una serie de encuentros absurdos –algunos afortunados y otros desatinados– en diferentes lugares de la ciudad. Esta es la historia de esos encuentros y sus consecuencias.

Entre calles

Tres días después del fatídico “Ok” tuve que salir a la calle. No me sentía preparado para recorrer el centro después de un fin de semana confuso y una resaca asesina que me obligó a estar acostado durante la mayoría del sábado y el domingo. Sin embargo el lunes me tocó viajar hasta la librería cerca de la plaza de Bolívar porque le había comprado a Bridget un libro que ella ya tenía y se vencían los cinco días para hacer el cambio. Desafortunadamente muy cerca a ese lugar C. y yo tuvimos la mayoría de nuestros encuentros.

Mientras más me adentraba en el centro, más inseguro me sentía y más pensaba en la posibilidad de encontrarme con él. Me repetía una y otra vez las preguntas que le haría si tal vez nos cruzábamos y nos deteníamos a charlar. Crucé la Jiménez y caminé en modo zombie/neura por la carrera quinta hacía la Luis Angel. Cuando me disponía a cruzar la carrera, de la nada apareció una moto. El alboroto en mi cabeza me había distraído de la función vital de mirar a los lados antes de cruzar la calle y terminé a punto de ser arrollado.