miércoles, 19 de marzo de 2014

Relajarse y respirar, la clave para la natación y para el sexo: día nueve

Desde hace un par de semanas un vecinito, un muchacho de 29 años me ha estado cortejando. Hablamos seguido por whatsapp e incluso el otro día me trajo una cerveza y nos pusimos a charlar en la entrada de mi edificio. Es bien bonito, delgadito y según me dice tiene el pecho peludito; vi también que tiene las piernas peludas y bien torneadas. El hombre es un caramelo, dulce, tierno, tranquilo, pero tiene un inconveniente: es intenso. Nos hemos visto solo dos veces –la primera salimos a tomar café y la segunda fue el día de la cerveza— y cuando hablamos por whatsapp termina diciéndome que quiere algo conmigo o lo lindo que sería que estuviéramos juntos o que me quiere para mas que solo lo físico. Cuando yo me pongo frisky y quiero morbosearmelo un ratico para amasarle las carnitas termina diciéndome que sería muy afortunado si pasara algo entre nosotros. No permite que fluya la conversación, no deja que yo persiga mi presa con mi prosa, la cual se ha convertido últimamente en mi arma de conquista. Me he dado cuenta que si quiero conseguir algo de un tipo me gusta lucharlo un poquito y eso lo hago escribiéndole cosas lindas, contándole historias, conversándolo, trabajando indirectas, doblesentidos, contando anécdotas, calentándole la mente para llegar al cuerpo (no siempre funciona *suspiro*). ¡OJO! Hay una diferencia muy grande entre endulzar el oído o pintar pajaritos en el aire y lo que yo hago. Yo les cuento una historia cachonda de a poquitos y voy midiendo las aguas, los voy antojando e intento que queden con ganas de verme o por lo menos que quieran escuchar un poco más, que se calienten, y el resto es carpintería, un lugar, un trago…


Pero a este muchacho le pasa algo muy parecido a lo que dice el profesor de la clase natación que uno no debe dejar que le pase. El muchacho quiere sentir que es dueño de la situación y me pinta pajaritos y un arcoíris gigante. Quiere tener el control y se manda a decir que le gusto y que quiere ser mío. Se bota, patalea se estresa, se hunde. Yo lo miro desde la barrera. No lo dejo acercar. Si el tipo solo conversara y no se botara de una a decirme que le gustaría tenerme adentro sin dejarme jugar y luchar un poco, la historia sería diferente.

En ese sentido creo que el profesor tiene razón cuando dice que los ejercicios –y yo añado que el sexo y las relaciones– solo fluyen cuando uno se relaja. Hay que relajarse y respirar. A veces cuando termino un ejercicio tragando agua y chapaleando el profesor se queda mirándome con cara de eres un idiota buuuu y me grita ¡relajase! Suena a fácil pero no lo es. Y de eso se ha tratado todo el curso, de relajarse y respirar. Si uno no se relaja en la piscina no flota y se hunda, y si uno no se relaja en la cama, pues no le entra.

Hoy, día nueve de mi curso de adaptación, la mitad de la clase me la pasé exhausto deseando que pasara el tiempo rápido, me sentía agotado, estresado; la otra mitad del tiempo me la pasé pidiendo que la clase no se acabara. Hay ciertas cosas que me cuestan mucho como sacar la cabeza del agua para respirar y volverla a hundir y sacar burbujas. Eso me cansa mucho. Pero hay otras que me gustan y que puedo hacer con mayor facilidad como desplazarme, impulsarme, patear.

Los ejercicios de la clase de hoy los hicimos solo en la parte profunda pero el que más me gustó consistió en lanzarnos, impulsarnos con el fondo y desplazarnos botando burbujas lo más lejos posible. Teníamos que hacerlo en grupos de a tres, uno al lado del otro. Esta formación le daba al ejercicio cierta competitividad. Me he dado cuenta de algo y lo confirmé en las clases anteriores y ayer jugando ping-pong con José Camilo: soy bastante competitivo. Me di cuenta de que no me canso cuando me ponen a batirme contra otros y siento que compitiendo aprendo y me exijo mucho más. Por eso, y por una gran inseguridad que tengo que aprender a manejar, me la paso comparándome con los demás. Necesito competir y ganar y sentir que avanzo en comparación a otros. Por eso la segunda mitad de la clase de hoy se me pasó más rápido, no me sentí tan cansado, no descansé tanto como al principio y me la gocé más.

Tanta charla sobre natación y sobre relajación me ha hecho dar ganas de que hoy sea un día de música, de sexo y de baile, por eso les dejo esta canción que tanto me he disfrutado estos días. Cuando pienso en la clase, en la natación y en otras cosas creo que de lo que se trata es de lose yourself , just let go: 

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