jueves, 10 de septiembre de 2015

16. Gemelos

Anoche, después de la reunión con Carlos y Alejandro tomé un bus de los que paran en todas las estaciones porque ya estaba muy tarde. En el mismo bus iban un par de muchachos, los dos se quedaron de pié hablando junto a la puerta. Podía verlos desde el jacuzzi porque el bus no estaba tan lleno.
Los dos muchachos tenían cerca de 20 años y llevaban atuendos similares –jeans, camiseta y camisa de cuadros—. Los dos compartían la misma forma circular del rostro, los ojos avellanados y los labios delgados. Los dos tenían piel rosada y el mismo color rojizo del pelo. Me atreví a llamarlos gemelos por los rasgos que compartían a pesar de tener cosas que los diferenciaban. El primero era serio y medía quince centímetros más que su hermano, tenía el pelo corto peinado hacia el lado, su nariz era respingada y fina y tenía una ondulación pequeña  –tal vez una cicatriz— que la cruzaba en diagonal de derecha a izquierda. Sus ojos eran azules, muy claros.

El segundo, el gemelo más bajito, tenía el cuerpo mas grueso y el pelo mas largo. La maleza cobriza le caía inmóvil sobre la frente y la nuca. Mientras conversaba se estiraba las patillas y se cercioraba de que el flequillo se mantuviera en el mismo lugar. Este hermano también tenía los ojos azules, pero eran azul bandera plano, negros en el centro. Sus pestañas estaban cubiertas por una capa de pestañina que las hacía ver muy largas. Sus párpados estaban decorados con una sombra marrón y todo su rostro estaba cubierto por una pastosa y uniforme capa de base. Las mejillas y los labios estaban decorados con ligeros tintes de color rosa.

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